martes, 12 de marzo de 2013

7 años de la muerte de Jesús Rollán


11/03/13 - 13:46.
El waterpolo es uno de esos deportes que los españoles sólo recordamos cada cuatro años. Uno de esos deportes olvidados pero que nos levantan de asiento en cada cita olímpica. Sin embargo, y por desgracia, desde hace siete años, cada 11 de marzo, nos viene a la mente la sonrisa carísmática del mejor portero de la historia de este deporte: Jesús Rollán, 'El Guardián de la Piscina' (1968-2006).
Una mañana soleada de 2006, cuando yo todavía estaba estudiando en la Universidad, recibo la llamada que nunca quisimos recibir los que le conocimos: "Se ha muerto Jesús, se ha muerto Rollán", me decían desde el otro lado del teléfono. Le conocíamos bien. Todos en Sanabria, una pequeña zona del noroeste de Zamora, le conocían bien. Su generosidad, su alegría y su normalidad después de haber logrado el mayor logro de la historia del waterpolo español le hacían ser ese vecino del que todos nos sentíamos orgullosos. Todos esperaban ver cómo Jesus llegaba cada verano con una nueva medalla y se la ofrecía a niños y no tan niños para tocarla.
Dentro de la piscina se convirtió en el líder, junto a Manel Estiarte, de la mejor selección que España ha tenido en waterpolo. Nos convirtió a los españoles en campeones Olímpicos y del Mundo en una disciplina en la que pocos años antes éramos unos grandes desconocidos. Esa selección fue la mezcla perfecta del estilismo catalán y de la "chulería madrileña", como ellos mismos se definían. Una mezcla que consiguió lo que nadie imaginaba.
La carrera de Jesús nunca fue fácil. Las lesiones estuvieron presentes en su vida desde muy pequeño. Gracias a una de ellas, Rollán dejó sus partidos de fútbol y baloncesto para zambullirse en una piscina. Como no le gustaba nadar, decidió ponerse bajo los palos. Sus rodillas y aductores estaban destrozados y sus propios compañeros pensaban que no volvería a enfundarse su gorro rojo. Él fue tajanate con su gran amigo: "Manel, volveré a jugar". Y vaya si volvió.
Jesús Rollán pasará a la historia del deporte español por haberlo ganado todo en el waterpolo y por ser uno de los pocos que pudo presumir de haber estado en cinco citas olímpicas (Seúl 88, Barcelona 92, Atlanta 96, Sidney 2000 y Atenas 2004). Además, logró jugar en Italia, donde todo waterpolista quería hacerlo.
Después de sus últimos juegos, Rollán empezó a disputar su partido más difícil: el de ser una persona normal, alejada de los focos y de los podios. Se preparó para ello desde bien joven y consiguió ser ingeniero agrónomo. Pero no fue suficiente. Pese a comenzar a trabajar con la Federación de Natación para formar a promesas del deporte, Jesús no encontró su sitio en el 'mundo civil'. Así, un 11 de marzo de 2006, el cuerpo sin vida del mejor portero de la historia del waterpolo fue encontrado tras caer de una azotea en el Balneario de La Garriga, donde se encontraba internado.
Desde ese día, el Waterpolo está un poco más triste aunque la sonrisa de 'El Guardián de la Piscina' permanecerá para siempre en nuestras retinas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario