martes, 30 de abril de 2013

Un milagro llamado Victor Tasende


  • Se quedó parapléjico con 17 años tras tirarse a una piscina

  • La recuperación empezó moviendo una mano

  • Ha hecho 4.000 kilómetros desde septiembre para preparar la Titan Desert

Un milagro llamado Víctor Tasende
MANUEL MALAGÓN. BOUMALNE DADES 29/04/13 - 16:14.
Con 17 años, Víctor Tasende se quedó tetrapléjico. Se tiró a una piscina y se quedó inmóvil en el fondo. "Me había tirado seis veces esa tarde y dije 'venga la última'. Y realmente fue la última de mi vida, porque no he repetido. Aguanté la respiración y no sé si pasó un minuto o diez segundos hasta que me sacaron". Ahora, con 25, está disputando la Titan Desert dando tantas pedaladas como el que más. Otra historia en la que la realidad supera a la ficción.
Después del accidente, Víctor no tenía movilidad de cuello para abajo. Nada. "Es querer moverte y no puedes. Ver un vaso de agua, tener sed, querer cogerlo y no ser capaz". ¿Cómo pasa alguien de una situación así a competir en la Titan Desert? Víctor reconoce que por desgracia no es lo normal. "Normalmente hay pocas esperanzas. Hay que trabajar mucho siempre y poner de tu parte e intentar conseguir más", dice. "Al igual que hubo momentos buenos, también hubo momentos muy muy malos, pero en los malos es cuando más hay que tirar. Cuando un día algo no te sale, es ahí cuando tienes que hacerlo", continúa.
"Cuando conocí la Titan le dije a mi pareja 'Quiero estar ahí', y ella lo primero que me respondió fue 'Eso es la esencia de lo que tú eres'"
La recuperación de este coruñés comenzó con un movimiento de sus manos, que poco a poco fue extendiéndose al resto de su cuerpo con mucho esfuerzo. "El punto de inflexión fue un movimiento en la mano. Se movió y todos se centraron en cómo había sucedido, si lo había hecho yo, si fue un espasmo... A raíz de ahí empezamos a trabajar mucho", cuenta.
¿Y después? "Más tarde empecé a mover el brazo y ya empezaba a tener un poco de soltura en la parte de arriba. Un día me erguí en la cama y fui ganando fuerza en el abdominal, en la lumbar y ya podía mover los dedos de los pies, los tobillos... Tenía que fortalecer las piernas, y fue cuando empezamos trabajo de silla, trabajo en paralelas, luego avanzamos y empecé a andar con el andador, progresivo con muletas y después ya a valerme por mí mismo". Extraordinario.
Víctor, que pesaba 100 kg (parece mentira viéndole ahora), aún tardó un tiempo en hacer deporte. Cuando pudo, empezó a practicar remo y tiro con arco para potenciar su lazo izquierdo. De ese costado proviene la pequeña secuela que le ha quedado. "Mi lado izquierdo tiene menos fuerza y sobre todo está menos musculado. Por mucho que lo entreno no llega al desarrollo de mi lado derecho. En ocasiones se me queda agarrotado y por ejemplo la mano se me quiere cerrar. Por ejemplo, si hace mucho frío o si estoy muy nervioso, por eso el remo me llamó tanto y por eso intento no estar nunca nervioso", explica.
"Todo suma, siempre suma. Hay que sumar día a día, momentos, experiencias, tanto lo positivo como lo negativo. Ese sería mi lema, todo suma, nunca digas nunca"
Apenas había cogido la bici, salvo para pasear, cuando conoció la Titan Desert y no tuvo ninguna duda de que quería participar en ella. "La conocí por el documental 'Imparables' de Santi Millán y Josef Ajram y en cuanto lo vi le dije a mi pareja 'Quiero estar ahí', y ella lo primero que me respondió fue 'Eso es la esencia de lo que tú eres'. Vi que GAES ponía unas becas de perseguir tus sueños, presenté un proyecto en base a mi accidente y mi vida deportiva y me adjudicaron una de esas becas".
Desde septiembre, Víctor ha acumulado 4.000 kilómetros en sus piernas para prepararse para la Titan. Dice que su principal cualidad es la resistencia y que por eso este tipo de pruebas le vienen bien, aunque es la primera que realiza. Cuantas más horas lleva en la bici, mejor se siente. Y asegura que no tiene miedo a sufrir otro accidente, pero sí respeto y cabeza.
"Ahora no tengo miedo a nada, pero sí mucho respeto a todo. Con miedo hoy en día no haces nada, pero con respeto puedes llegar a muchos sitios. Con miedo una cuesta como las de la Titan no la vas a bajar nunca, pero tienes que tener respeto, tomártelo con calma y saber que aunque tus compañeros pasen más rápido, tú no tienes que intentar hacer lo mismo", relata. Tiene claro lo que tiene que hacer, y además cuenta con un lema: "Todo suma, siempre suma. Hay que sumar día a día, momentos, experiencias, tanto lo positivo como lo negativo. Ese sería mi lema, todo suma, nunca digas nunca".
Víctor dice que tras el accidente no se planteó si volvería o no a andar, sino que sólo trató de ser positivo y mirar hacia adelante. "Es como si ahora en la Titan, empiezas a decir en el kilómetro 20 que no puedes más. Al final, aunque puedas abandonas y llegas el campamento y dices: 'pues podía más'. En mi caso, aunque al principio no dijera 'voy a volver a andar', tampoco decía 'no voy a volver a andar'. Eso a día de hoy es lo que intentamos enseñar a la gente. A una persona que tiene una lesión medular no le vamos a decir que puede estar como estoy yo, porque a lo mejor por desgracia su recuperación no va en ese aspecto, pero sí que puede estar mucho mejor de su lesión si quiere, se lo cree y trabaja", cuenta.
Víctor compara la Titan con lo que se encontró en su casa cuando comenzó a andar. "Cuando empecé a valerme por mí mismo, en mi casa me quitaron las alfombras porque yo llegaba a mi alfombra y no era capaz de superarla. A día de hoy, en comparación con lo que estoy haciendo ahora, no es un logro muy grande, pero en ese momento para mí eso era la Titan". De momento, ya ha superado la primera etapa y es inconformista. Terminó molesto porque perdió tiempo al pasar por el tercer punto de control. Un reto, terminar la Titan, al que se unirá un Ironman que quiere hacer el octubre. Si los milagros existen, la historia de Víctor Tasende es uno de ellos.

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