lunes, 1 de abril de 2013

ALQUIMISTAS EMOCIONALES

Incluso en un acto tan irrelevante como servir un café, un contacto que no supera en total un minuto, el camarero hace alquimia con el cliente al elegir entre tres opciones…

En ese minuto puedes conseguir que la persona se marche peor de lo que ha llegado, si eres grosero. O bien puede irse igual que ha venido, si le tratas con indiferencia. Pero también tienes la oportunidad de que salga del café mejor de lo que ha entrado, si le regalas un poco de amabilidad.

Puesto que cada día mantenemos decenas de contactos, con nuestra actitud somos alquimistas de las emociones de los demás. Un comentario desafortunado, o el solo hecho de no escuchar, puede hundir el ánimo del otro, del mismo modo que las palabras de aliento y el buen humor pueden rescatar a cualquiera del pozo.

En efecto, está en nuestro proceder el sembrar signos de reconocimiento que inviten al otro a sentirse mejor o, por el contrario, podemos sembrar toxicidades emocionales por doquier. Nosotros elegimos. Y vale la pena ser consciente de esa elección, ya que cada día son decenas, sino cientos o miles las posibilidades que tenemos de realizar alquimias emocionales que permitan a quienes nos rodean sentirse mejor. Vale la pena.

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