martes, 2 de abril de 2013

El error y la mentira

EL ERROR Y LA MENTIRA

Errar y mentir son cosas bien distintas. Es evidente. Pero demasiado a menudo van de la mano.

Me explico: muchas veces la mentira surge para enmascarar, manipular o negar un error. Ahí esta el vínculo.

Pero el error (salvo que sea catastrófico, inmenso, garrafal), el que es cotidiano y reversible, es perdonable. Es más, ¿cuantos errores por falta de experiencia, habilidad, por estar en pleno proceso de aprendizaje, hemos cometido a lo largo de la vida cada uno de nosotros? Miles. Decenas de miles. De hecho, por poner un ejemplo, no sabríamos andar ni correr si en nuestra infancia no hubiéramos caído cientos de veces y nos hubiéramos levantado de nuevo. Porque el error, si se corrige y aprende de él, es esencial para el desarrollo de cualquier habilidad.

Ahora bien, las mentiras son un tipo de error emocional que abre la puerta a las falsas excusas, a las ocultaciones, a las tergiversaciones, a las acusaciones, y también al orgullo, a la negación de la realidad y a tantas otras perversiones del carácter. Y ese tipo de error (la mentira y sus derivadas) no se perdona tan fácilmente. Por ello, quien lo comete pero no se atreve a reconocerlo, lo oculta. Y esa ocultación hace que el problema y el malestar tienda a aumentar hasta que la situación se desmorona o revienta. Porque la verdad siempre pide paso, silenciosa, humilde y paciente, por más que se intente matarla, ocultarla o disfrazarla.

Luego, el error no debería el problema. El problema es la mentira. Siempre.

Por ello es tan necesaria la educación emocional, social y psicológica de nuestros hijos. Para que el día de mañana, en el ejercicio de sus responsabilidades, cuando se equivoquen, que lo harán, como lo hacemos todos, por lo menos no mientan.

Podéis encontrar estas y otras ideas sobre el error y la mentira en el nuevo post que ya podéis encontrar en mi blog "Soluciones".

Os deseo una feliz semana.

Besos y abrazos,

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