lunes, 8 de abril de 2013

Borbón y cuenta nueva, por Jordi Evole (Salvados)


Va Rajoy y dice que el año que viene empezará a crecer el empleo en España. Y pensé: qué videojuego tan divertido hay en esta pantalla de plasma. Pero no, lo soltó de verdad. Una magnífica noticia para Urdangarin, que podrá conseguir trabajo para pagar la hipoteca. Pero resulta que entonces va un juez e imputa a la infanta Cristina. ¿Qué pasa aquí? ¿No pueden dejar en paz a esta parejita? Pero si todo el mundo sabe que no han hecho nada y que el único culpable de todo es Diego Torres... Pues no hay manera, a seguir chinchando.
Y la imputan porque el juez sospecha que ha cooperado con su marido. ¡Increíble! Si eso es estupendo. Lo malo es no cooperar con tu marido. Con la de gente que se queja de la falta de cooperación de su pareja: y por qué no bajas tú la basura alguna vez, y por qué nunca vas tú a lavar el coche...
Y cuanta más cooperación hay, mucho mejor. Claro, porque eso es un indicio de que existe complicidad en la pareja. Y la complicidad es fundamental para que la relación de pareja sea un exitazo. Si no, que se lo pregunten al Rey. Es más, ya cuando se casaron, mi madre comentó: «Qué buena pareja que hacen Iñaki Cristina».
Entonces, ¿a qué viene esta maldita imputación? Porque esto perjudica la marca España. Cómo me gusta esta frase. La voy a volver a escribir: Esto perjudica la marca España. Se la oí decir a uno que es del partido de Bárcenas. Me partí de risa. La risa, por cierto, es otro indicio de complicidad. Tú ves a una pareja troncharse de risa, y piensas: se llevan a las mil maravillas. O se llevan más de mil maravillas.
Complicidad
Si en la pareja la complicidad es total, su compenetración es máxima. Es echar una miradita al otro, y ya sabes lo que está pasando. Seguro que está pasando un correo a Diego Torres,el culpable de todo. O también puede ser que un día eches una miradita en el Outlook y haya un mail de tu marido, en donde te pide tu opinión sobre algo que ha escrito para el Instituto Nóos. Y, enseguida, le das tu opinión tan ricamente. Porque cuando la unión es tan grande en la pareja, se tienen tantas ganas de compartir... Lo mío es tuyo y lo tuyo es mío¿ Incluido el apellido. Borbón y cuenta nueva. A por otro negocio.
Pero para compartirlo todo, se necesita tener mucha confianza. Y, cuando tienes mucha confianza con alguien, es que se lo explicas todo. Te mueres de ganas por llegar a casa y contarle a tu pareja, qué sé yo, que Jaume Matas te ha recibido porque eras quien eras, que Francisco Camps Rita Barberà se pirran porque les montes algo en Valencia¿
Es genial. Te sientes tan bien compartiendo... Eres tan feliz que incluso te cae bien la suegra. Y el suegro. Y también deseas explicárselo a él, con quien mantienes una gran complicidad. Y en lugar de denunciarte, recomienda que te pires del país. Lógico, no en vano si tu suegro es el Rey no puede pasarle nada porque, según la Constitución, «la persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad». Por eso la justicia es igual para todos.

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